Sobre Fran Ortega

1969
Nazco un jueves 11 de Diciembre en Sevilla. Mi padre tiene 52 años y mi madre 35. Recuerdo la seriedad de mi padre y tenerle cierto miedo, aunque nunca me puso la mano encima. Yo quería jugar con él pero él nunca estaba. También recuerdo los cuidados de mi madre y de toda su familia.
1975
Soy hijo único, por lo que tengo que apañármelas para jugar solo al fútbol, deporte que me encanta, pero juego contra mí mismo. En el colegio soy un niño inocente que no quiere peleas, lo que me causa problemas y empiezo a pensar que no puedo seguir siendo así de inocente.

1980
A los 11 años sufro un abuso de un cura de mi colegio, que nos obligaba a confesarnos, y que me dejó cierto desagrado hacia mi propio cuerpo.
1981
Muere mi abuela paterna. Recuerdo la frialdad con la que mi padre recibe la noticia.
1986
A los 16 años conozco a mi futura mujer y madre de mi hija.
1988
Estudio económicas porque me dicen que te asegura un buen trabajo, pero siempre quise ser profesor.
1996
Efectivamente, trabajo en varios bancos y tengo buenos puestos en los que gano bastante. El dinero me da sensación de poder.
2000
En el corto periodo de un mes, me caso, me cambian de trabajo como director de oficina y mi mujer se queda embarazada.
2001
Nace mi hija y, por inercia, sigo el mismo rol que había tenido mi padre conmigo. No estaba para jugar con ella.
2003
Me enamoro de otra mujer y empiezo a sentir que tengo que vivir lo que no había vivido con 20 años. Carpe Diem. Vivo unos años de excesos en todos los sentidos, con relación tóxica incluida. Empieza una lucha interna entre inocencia y lujuria. Termino la relación con mi mujer.
2008
Muere mi padre y lo enterramos el día de mi 39 cumpleaños. Recibo la noticia con mucha frialdad. A partir de entonces algo dentro de mí cambia y me doy cuenta de que no me gusta mi manera de funcionar, que no es normal vivir con tanta frialdad. Definitivamente quiero cambiar la relación con mi hija.
2009
Termino mi relación tóxica con la mujer con la que fui infiel. Empiezo a preguntarme qué sentido tiene mi vida, con tantos excesos y tan poca emoción. No le veo sentido así, pues tengo dinero y poder y sigo sintiéndome tremendamente infeliz. Empiezo a leer libros de coaching como “El pez que no quiso evolucionar” o “El líder no nace, se hace”.

2012
En plena crisis económica, trabajando en el banco, me encargo del tema de los desahucios. Yo soy el que doy las malas noticias y empiezo a sentir que mi misión es otra, que ya no me corresponde estar trabajando para bancos que desahucian a gente. Quiero dejar de hacer el mal y volver a ser el niño bueno que era.
2013
Me da una subida de tensión muy fuerte. La vida me pone entre la espada y la pared y me decido a hacer un curso de Coaching y Mindfulness en ECOI (Escuela de Coaching Integral). Me doy cuenta de lo que significa estar presente. Me leo “El poder del ahora”, “El principito se pone la corbata”, “Comunicación no violenta”.


2014
Dejo el banco. Hago un curso de Inteligencia Emocional y Coaching Personal. Viajo con mi hija a Francia donde acercamos lazos y me doy cuenta de que tengo que escucharla más sin intentar cambiarla, aceptándola y estando presente. Entiendo lo que es la compasión y lo equivocado que había estado. Abro un centro de Coaching y Pilates con Asun, donde empiezo a trabajar como coach.
2015
Conozco el Eneagrama y me enamoro de esta herramienta transformadora.
Vuelvo a viajar con mi hija, esta vez a Italia. Comprendo que a los hijos hay que educarlos para que puedan gestionar sus propias emociones, y para ello los padres tienen que aprender a gestionar las suyas antes. Hago un curso de Reducción del estrés con el programa MSBR (Mindfulness Based Stress Reduction).

2017
Me certifico como facilitador de los cursos oficiales en España de “Cómo hablar a tus hijos”.
2018
Completo dos cursos de Eneagrama con Isabel Salama. Me hago miembro de la Asociación Española de Eneagrama.
2019
Curso el Máster de Eneagrama e Inteligencia Relacional, acreditado por la Asociación Internacional de Eneagrama. Quiero seguir acompañando a personas en su camino de autoconocimiento, seguir sanando las relaciones entre padres e hijos, y seguir aportando mi granito de arena en este mundo a través de la compasión, la escucha y la aceptación.